miércoles, 22 de febrero de 2012

La necesidad de "hacer el amor" al periodismo

En los últimos meses el pesimismo cunde entre mis compañeros y futuros periodistas. La mala situación del país unido a las malas expectativas laborales que planean sobre nosotros hacen que muchos se depriman al pensar que nunca podrán hacer eso que ellos llaman “el amor al periodismo”.

“¿Pero porqué no hacen pruebas?" Me decía mi amigo Carlos, "¿Por qué no hacen pruebas para acceder a una plaza tan importante en un medio tan importante? Mi sueño es la radio, Lucía. Pero me veo obligado a trabajar 32 horas semanales para salir adelante, para comer y pagarme el piso y poder seguir estudiando. ¿Y qué me queda luego? Me quedan las noches para poder hacer las prácticas de la universidad, una universidad donde no rindo lo suficiente, donde saco un 7 pudiendo sacar un 9, porque no tengo tiempo para más. Estoy cansado moralmente, agotado. Me he resignado. Y mientras tanto los enchufes siguen enchufando a gente que no se lo merece tanto como otra. Pero cuando tú llegues alto me alegraré, Lucía, porque te lo mereces”.

El problema de mi amigo es que no se da cuenta de que él se lo merece tanto o más que yo, por todo el esfuerzo que hace. Esta noche he intentado que entre en razón.

He intentado explicarle que no merece la pena pensar en esos posibles “enchufes”, aunque como él me dice “España funciona así”.

Sí, Carlos. España funciona así, pero es que en España tenemos un gran problema. Le damos más importancia a nuestro dinero que a nuestro amor, que a nuestra profesión. Y, ¿sabes qué, Carlos? Que yo no sería feliz siendo una enchufada. Que yo amo el periodismo y por eso estudio esta carrera y saco tiempo de debajo de las piedras para hacer algo que se parezca al periodismo, mientras me formo, mientras aprendo, mientras estudio. Y que yo solamente podría ser feliz entrando a un medio por mis propios méritos. En verano fui una enchufada, sí. Pero durante un día. Una persona querida me enchufó a una radio. Y lo reconozco, no aguanté ni un día, porque me daba asco a mí misma. Y no volví, ni siquiera les dije “hasta luego”. En este caso también tengo que reconocer que fui una mal educada, pero me entraba mal cuerpo solo de pensarlo.

Y, ¿sabes qué, Carlos? Estoy muy orgullosa de que tú no seas un enchufado, ni de que yo lo sea. Y estoy muy orgullosa de escribir artículos por iniciativa propia, a mis 20 años y en mi 3º de periodismo, tanto si algún medio me los quiere publicar como si no. Porque debemos hacer aquello que merece la pena.

¿Sabes cuál es tu problema, Carlos? Que aún no te has dado cuenta de que, desgraciadamente, en España no tenemos futuro. Aquí no nos valoran ni nos van a valorar. Nadie lo hará.

Entiendo que ames Canarias y a tu familia por encima de todo, pero, no te has parado a pensar que nos vamos a ver en la necesidad de emigrar para tener un futuro. Cuando te des cuenta de eso no tendrás tantas preocupaciones en tu cabeza. No debe importante tanto que un gran medio te contrate aquí. Y te voy a poner un ejemplo. Uno de los periodistas que hace poco entraron en Siria (y por cierto, uno de los primeros periodistas españoles en entrar en el país después de que empezara la revolución), es un chico que arriesgó su vida para hacer periodismo allí, a pesar de que ningún medio español dio un duro por él. Al volver mandó sus crónicas a medios internacionales que, por supuesto, se las compraron. Porque el esfuerzo merece la pena. Creo, sinceramente, que eso tiene más mérito que hacer reportajes para “tal” medio sobre a qué precio están los yogures de fresa o que ponerse al servicio de terceros poderes.

Y te pongo otro ejemplo, conozco a otro periodista que ha estado en un periódico importante de este país hasta hace aproximadamente dos meses. Pero ¿sabes qué ha hecho? Se ha ido a Turquía, porque debe ser que allí es más feliz haciendo periodismo de verdad. Y esta misma tarde me ha dicho: “Lucía, esto del periodismo no da para pagar ni un tercio del piso, así que mientras tanto voy a ir haciendo otras cosas complementarias”.

Pero, al menos, Carlos, la gente vive feliz así. Mi padre siempre me lo dijo: “Lucía, del periodismo no podrás vivir, tendrás que hacer varias cosas”. Pues las hago, no tengo mayor problema. Mi sueño no es ser contratada por una gran empresa. Si eso llega, bienvenido sea, pero no es mi mayor objetivo. Es probable que, tal y como están las cosas actualmente, nadie me valore en una gran empresa.

Carlos, se feliz, quiere a tu novia, a tus hermanos, a tu tía, a tu abuela, a tus padres, a tus amigos y a tu periodismo. Pero se feliz, que para eso está la vida. No nacemos para morir, como dicen, nacemos para vivir y ser felices, para tener la oportunidad de vivir que otros no tienen. Tenemos razones.

Y debes hacer periodismo con amor, desde la bondad. No dejes que la desesperación se adueñe de ti, eres tú quien tiene que controlarla a ella. Eres tú el periodista. Eres tú el que sacas adelante el medio. Sin ti no hay medio, Carlos. Aunque se empeñen en hablarnos de la publicidad. Sin ti, Carlos, no hay noticias, no hay reportajes, no hay artículos, no hay NADA. Y eres tú el único que, desde la pasión al periodismo, puede hacer buenas historias y contribuir un poquito más a entender el mundo. Ya lo sabes, esto merece la pena, aunque mañana trabajes por la tarde de mecánico en Chile y por las mañanas recorras sus calles y hables con sus gentes para contar lo que les pasa. Todo lo demás da igual, Carlos. Disfruta haciendo periodismo, porque es lo único que nadie te podrá arrebatar, ¡tu amor al periodismo!

Y aquí una melodía que se que te anima. Y que anima a cualquiera que la escuche. Periodistas, esto es muy bonito, vamos a disfrutarlo.

Esto te lo dedico a ti, Carlos, y a todas las personas que aún tienen fe en esta profesión que algunos consideran perdida.

martes, 21 de febrero de 2012

Juan José Tamayo: “La Sharia no hay que revisarla sino eliminarla porque entra en conflicto con los derechos humanos”



Juan José Tamayo
es teólogo español de reconocido prestigio, profesor en la Universidad Carlos III de Madrid y autor, entre otras obras, de “Islam. Cultura, religión y política”, “La teología de la liberación. En el nuevo escenario político y religioso”, y “Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo”. AISH tuvo la oportunidad de escuchar su análisis sobre las revoluciones árabes y el papel que está adquiriendo el Islam en los nuevos escenarios políticos que están surgiendo.

Tamayo habla de temas importantes como la Sharia, los Hermanos Musulmanes, la dictadura de Arabia Saudí, la ablación y del ascenso al poder de tendencias salafistas e islamistas en los países árabes tras las revoluciones.

¿Son incompatibles los términos democracia e islamismo?

No. Pero aquí habría que distinguir Islam e Islamismo y comparar Islam con democracia e Islamismo con democracia. El Islam es una religión que obliga a poner en práctica los cinco pilares fundamentales que son: la profesión de fe, la oración, la limosna, la peregrinación a la Meca y el ayuno durante el mes de Ramadán. Todo eso está perfectamente regulado. El Islamismo es la aplicación de los principios religiosos a la vida política, al derecho, a la moral, a la educación y a la enseñanza. ¿Islam y democracia incompatibles?, para nada.


Por Lucía El Asri