lunes, 24 de septiembre de 2012

Ayman Mohyeldin: “La historia de Gaza es la historia de la vergüenza”



Vittorio Arrigoni, GAZA, Stay Human, «En Gaza, solo la muerte ha sido el final de la guerra»

Una carretera desierta, oscura, acompaña a los periodistas. Pequeños y lejanos destellos de luz  avivan Gaza. Ciertamente, la hacen morir. Son bombas. Es enero de 2009.

Tras el vencimiento de la tregua de seis meses acordada entre Israel y Hamás, el 19 de enero de 2008, militantes palestinos lanzaron varios cohetes hacia el sur de Israel. Como respuesta, el 27 de diciembre, Israel bombardeaba alrededor de 50 objetivos de Hamás en Gaza. Así comenzó la Operación Plomo Fundido, considerada la acción más sangrienta en Palestina desde 1948.  Desde entonces y hasta el 18 de enero de 2009, más de 1 400 palestinos murieron en Gaza. De ellos, 1 200 eran civiles. Solo el primer día de ofensiva lo hicieron 334 palestinos. En los ataques también perecieron 13 israelíes, de los que 3 eran civiles. Este periodo dejó cerca de 5 000 palestinos heridos.



En la Rojal Film Commission de Ammán, un bonito espacio al aire libre donde suelen proyectarse películas, AISH asistió a la presentación del documental «The war is around us», de la mano del periodista Ayman Mohyeldin, con quien pudimos conversar.

El documental está dirigido por Abdallah Omeish y narrado por los dos únicos periodistas extranjeros de lengua inglesa que durante ese tiempo trabajaban para Al Jazeera, y que se encontraban en el territorio cuando comenzó la Operación Plomo Fundido: Ayman Mohyeldin y Sherine Tadros.

La guerra se encuentra a su alrededor. Puede verse. La importancia del documental radica, no solo en lo que cuenta, sino en cómo lo cuenta. Es un relato de  desesperación descrito desde el punto de vista de los periodistas integrados en el conflicto. No se centra en una familia concreta, ni en una persona, «era algo que afectaba a todo el mundo, de forma general, a gente inocente, habría sido muy injusto elegir a alguien».  Habla de la guerra en Gaza. Cualquiera puede ser aplastado por un edificio que estalla. Cualquiera, de la misma forma, puede estallar.

«Sentimos que vamos a morir a cada momento y que dejaremos a nuestros hijos solos» Son las palabras sin esperanza de una madre. Como ella, muchas otras. Las que aún pueden llorar lo hacen. Otros mueren en vida al ver el rostro inexpresivo y lívido de sus hijos. En la retina del espectador queda grabada una imagen: la de un padre que, al ver a su hijo muerto, se queda inerte, sin respiración. Antes de ello había gritado «¡Que me dejen sostenerlo! Quiero cogerle yo!» Cae para atrás, con los ojos abiertos, espantados. No vuelve a hablar.

En el documental aparecen familias enteras asesinadas por el asalto a Gaza de Israel. «Yo no podía imaginar una destrucción así», comenta Ayman Mohyeldin, ahora entiendo el sufrimiento de este país, lo que ocurrió. La historia de Gaza, es la historia de la vergüenza».

Como periodista formó parte de ese espectáculo de muerte, al igual que todos los periodistas que estaban en el lugar. Algunos de sus amigos de oficio murieron, por lo que comenta no sentirse más importante que nadie en esos momentos, «nuestra función únicamente era informar de lo que ocurría». Y desde el primer día de guerra, estando en Rafah, empezó a «notar la necesidad que tenía la gente de contar lo que les pasaba». Y de alguna forma, expresa Ayman, ellos (los periodistas), ejercían esa importante función de transmitir los sucesos para aquellos que no los podían ver en directo.

Ayman, ¿Cómo es trabajar en un conflicto como el de Gaza?

«Cuando hay pocos periodistas es muy difícil informar, porque, muchas veces, la gente se muestra reacia a creer en lo que cuentas. No es como cuando hay 30 o 40, que se confía más porque los datos pueden contrastarse. Allí había muchos periodistas árabes, pero nosotros éramos los únicos que informábamos en inglés y era importante. El problema era que sólo había una organización trabajando contra la máquina de propaganda, por tanto, los que estaban fuera no podían verificar la información. Casi  nadie contaba lo que ocurría en el interior de la historia, lo que ocurría dentro de Israel».

El proceso que vivió durante la Operación Plomo Fundido fue «muy intenso y difícil. Tres semanas de guerra extremadamente peligrosas, no solo para los periodistas, para todo el mundo».

Si te pregunto por una imagen o momento  de esos días, ¿Cuál destacarías?

«Es muy difícil, cada día es complicado y realmente no puedo destacar un solo momento de los que tengo guardados en mi mente. Vi el sufrimiento de la gente, lo difícil de su experiencia, su día a día…»

¿Por qué en Occidente no se presta gran atención a lo que ocurre en Gaza?

«Creo que la dificultad de Gaza es que su historia se mueve lentamente. La gente siente que esa historia ha ocurrido durante décadas. Y, muchas veces, es difícil para una organización de noticias informar o cubrir algo que va tan despacio, porque puede no resultar emocionante desde el punto de vista visual. Además, en muchas ocasiones, la historia se trata desde la distancia, al igual que el resto de los acontecimientos que la acompañan».

¿Qué piensas de la cobertura que los medios occidentales hacen sobre el conflicto en Palestina?

«No creo que hagan un buen trabajo. A veces, no prestan mucha atención a una historia compleja, no le dan el tiempo que necesita para que madure, para ser explicada… Muchas veces ocurren acontecimientos en el mundo, como la primavera árabe, cuando muchas cuestiones importantes están saliendo a la luz, y la mayoría necesitan tiempo y concentración para atraer a la gente».

Al Jazeera es un medio de referencia, pero, ¿En qué falla?

«No creo que haya algo en particular que esté mal en Al Jazeera, creo que aún es una empresa joven que está en desarrollo. Por ello, tal vez aún pueden mejorar la calidad de su producción, diversificar sus fuentes, sus historias…».

Según Ayman, Al Jazeera marca la diferencia en la forma pausada de trabajar sus historias. Le dedica mucho tiempo a los buenos temas y a entrar en detalles, por tanto, es más lenta que otras organizaciones que tienen mayor número de historias pero más rápidas y sin profundizar. «Eso es lo que me gusta de Al Jazeera y lo que marca la diferencia respecto a otros medios».

¿Cómo afectó este momento a tu vida?

«Lo hizo de muchas maneras, algunas de mis mejores amistades y relaciones surgieron en Gaza, porque, personalmente la propia experiencia favorecía el trato con la gente y logré amistades que fueron increíbles. Profesionalmente, aprendí  muchísimo al trabajar en un entorno de guerra. Un desafío que quien vive allí afronta normalmente. El riesgo te ayuda a aprender de esos desafíos, tanto profesionales como personales. Lo bueno que tuvo la cobertura que hizo Al Jazeera de la guerra de Gaza es que permitió a mucha gente ver lo que estaba pasando y, por tanto, se convirtió en algo reconocible».

«La gestión del caos se hacía de forma muy humana», explica. Intentaba salir a la calle «sin nervios, tranquilo y seguro de mi mismo» para cubrir lo mejor posible la guerra.  «Era un conflicto de armas potentes y sofisticadas contra una población muy numerosa», explica Ayman en el documental.

Mientras hace un stand up, el sonido de una bomba retumba. La cortina de humo pude verse a lo lejos. Ayman se agacha, la cámara ya no recoge su imagen, «¡¿Hola!?», dice.

¿Te has recuperado de lo que viviste en Gaza?

«Nunca me he recuperado totalmente. No, no…un poco, con el tiempo, y la familia y los amigos…».
Actualmente, Ayman trabaja con la compañía americana NBC. «Intentaba cambiar para ver la diferencia entre Al Jazeera y un medio americano, es bueno para saber cómo cubren la revuelta árabe».
El documental, según el periodista, pretende recordar lo que ocurre en Gaza para que nadie se olvide de ello. Es una fuente de inspiración y aprendizaje sobre el conflicto que se vivió entre finales de 2008 y principios de 2009.  Fue dedicado a todas las vidas inocentes perdidas durante esa guerra y ha recibido el Premio al Mejor Largometraje Documental en el Festival de Cine de Newport Beach de 2012.

Por Lucía El Asri